STABAT MATER DOLOROSA

Uno de los compositores más sorprendentes que el Barroco italiano nos ha regalado es Alessandro Scarlatti. De talento e inspiración realmente prolíficos, fue conocido y reconocido en su época sobre todo por sus óperas, cantatas y oratorios y trabajó siempre a alto nivel, llegando a ser incluso maestro de capilla de la reina Cristina de Suecia en la ciudad de Roma, donde la monarca residió y murió. Pero no vamos a centrarnos en la biografía de Scarlatti ni en los cargos importantísimos que desempeñó en la Ciudad Eterna o en Nápoles, sino que dirigiremos nuestra mirada a una de sus obras más refinadas, bellas y conmovedoras: el Stabat Mater que compuso en 1723 para la Orden de los Cavalieri della Vergine dei Dolori della Confraternità di San Luigi al Palazzo de la ciudad de Nápoles. Esta confraternidad con devoción a los Dolores de María, celebraba anualmente y en tiempo de Cuaresma, una reunión litúrgica donde se interpretaba este himno absolutamente desgarrador. Se trata de la descripción del dolor de María al pie de la Cruz, mientras ve morir en sufrimiento a su Hijo.

Retrato anónimo de Alessandro Scarlatti, custodiado en el Civico Museo Bibliografico Musicale de Bolonia

Retrato anónimo de Alessandro Scarlatti, custodiado en el Civico Museo Bibliografico Musicale de Bolonia

Posiblemente, los recursos modestos de la Orden propiciaron que nuestro Stabat Mater se escribiera para un número reducido de músicos: dos cantantes (soprano y alto), dos violines y continuo (violonchelo y órgano). La duración de la obra es de aproximadamente 45 minutos y está dividida en 18 movimientos, los cuales configuran la totalidad del texto del himno. Durante veinte años se interpretó esta composición creada por Scarlatti, hasta que la misma confraternidad encargó a Giovanni Battista Pergolesi su celebrísimo Stabat Mater en sustitución –por motivos de gusto de la época-del que nos ocupa. Lo cierto es que la partitura de Scarlatti tiene todo lo que una obra barroca tiene que tener en cuanto a elementos formales, incluyendo un talento extraordinario para crear el clima idóneo, dramático e intenso que requiere lo que se está diciendo.
El texto del himno Stabat Mater Dolorosa, es uno de los siete grandes himnos de la tradición cristiana y se basa en una de las profecías que aparecen en el Nuevo Testamento, en concreto en el Evangelio según San Lucas (2:35):
Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción,
y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos»
.
Seguramente, el himno –escrito en latín- fue elaborado en el siglo XIII y no está clara su atribución, aunque hay diferentes candidatos a su autoría. Se habla del papa Inocencio III, de San Buenaventura y de Jacopone da Todi (el que más adeptos tiene como candidato a autor), entre otros.

Maestro de Santa Catalina, La Crucifixión, finales del siglo XV, Museo Nacional del Prado

Maestro de Santa Catalina, La Crucifixión, finales del siglo XV, Museo Nacional del Prado

La primera estrofa ya nos sitúa en el escenario trágico donde se desarrolla la escena y el tejido musical que Scarlatti compone para describirlo es absolutamente sublime. La sensibilidad, la delicadeza y a la vez el contenido dramático que imprime el compositor al texto nos deja completamente perplejos y nos invita, sin lugar a dudas, a continuar escuchando el resto de la obra para descubrir cada matiz, cada sensación, cada énfasis, cada sugerencia, cada maravilla musical que nos propone. Transcribo la versión del himno medieval completo, con su traducción literal, para apreciar el sentimiento pasional del mismo, muy propio del pensamiento gótico en el cual la devoción espiritual se vive en primera persona:

Stabat Mater dolorosa
Iuxta crucem lacrimosa,
Dum pendebat filius.
Cuius animam gementem
Contristantem et dolentem
Pertransivit gladius.

O quam tristis et afflicta
Fuit illa benedicta
Mater unigeniti
Quae maerebat et dolebat.
Et tremebat, cum videbat
Nati poenas incliti.

Quis est homo qui non fleret,
Matrem Christi si videret
In tanto supplicio?
Quis non posset contristari,
Piam matrem contemplari
Dolentem cum filio?

Pro peccatis suae gentis
Jesum vidit in tormentis
Et flagellis subditum.
Vidit suum dulcem natum
Morientem desolatum
Dum emisit spiritum.

Eja mater fons amoris,
Me sentire vim doloris
Fac ut tecum lugeam.
Fac ut ardeat cor meum
In amando Christum Deum,
Ut sibi complaceam.

Sancta mater, istud agas,
Crucifixi fige plagas
Cordi meo valide.
Tui nati vulnerati
Iam dignati pro me pati,
Poenas mecum divide!

Fac me vere tecum flere,
Crucifixo condolere,
Donec ego vixero.
Juxta crucem tecum stare
Te libenter sociare
In planctu desidero.

Virgo virginum praeclara,
Mihi jam non sis amara,
Fac me tecum plangere.
Fac ut portem Christi mortem,
Passionis eius sortem
Et plagas recolere.

Fac me plagis vulnerari,
Cruce hac inebriari
Ob amorem filii,
Inflammatus et accensus,
Per te virgo sim defensus
In die judicii.

Fac me cruce custodiri,
Morte Christi praemuniri,
Confoveri gratia.
Quando corpus morietur
Fac ut animae donetur
Paradisi gloria.
Amen.

Estaba la Madre dolorosa
junto a la Cruz llorosa
en que pendía su Hijo.
Su alma gimiente,
contristada y doliente
atravesó la espada.
¡Oh, cuán triste y afligida
estuvo aquella bendita
Madre del Unigénito.
Languidecía y se dolía
la piadosa Madre que veía
las penas de su excelso Hijo.
¿Qué hombre no lloraría
si a la Madre de Cristo viera
en tanto suplicio?
¿Quién no se entristecería
a la Madre contemplando
a su doliente Hijo?
Por los pecados de su gente
vio a Jesús en los tormentos
y doblegado por los azotes.
Vio a su dulce Hijo
muriendo desolado
al entregar su Espíritu.
Madre, fuente de amor,
hazme sentir tu dolor,
contigo quiero llorar.
Haz que mi corazón arda
en el amor de mi Dios
y en cumplir su voluntad.
Santa Madre, yo te ruego
que me traspases las llagas
del Crucificado en el corazón.
De tu Hijo malherido
que por mí tanto sufrió
reparte conmigo las penas
Déjame llorar contigo
condolerme por tu Hijo
mientras yo esté vivo.
Junto a la Cruz contigo estar
y contigo asociarme
en el llanto es mi deseo.
Virgen de Vírgenes preclara
no te amargues ya conmigo
déjame llorar contigo.
Haz que llore la muerte de Cristo
hazme socio de su Pasión,
haz que me quede con sus llagas.
Haz que me hieran sus llagas
haz que con la Cruz me embriague
y con la Sangre de tu Hijo.
Para que no me queme en las llamas
defiéndeme tú, Virgen santa,
en el día del juicio.
Cuando, Cristo, haya de irme,
concédeme que tu Madre me guíe
a la palma de la victoria.
Y cuando mi cuerpo muera,
haz que a mi alma se conceda
del Paraíso la gloria.
Amén.

En la Historia de la Música este impresionante himno ha sido puesto en música multitud de veces y en muchos estilos musicales diferentes. La proposición es que os impregnéis de esta música que refleja con tal veracidad el sentido de las palabras e ilustra el sentir de un tiempo histórico tan fascinante. Realmente Scarlatti une la forma textual gótica con la manera de pensar la música del Barroco. La mezcla es inigualable. Os propongo disfrutar de la obra en una de las versiones más sorprendentemente dramáticas que existen: el cd editado por la casa NAIVE (OP 30441), con Gemma Bertagnoli y Sara Mingardo como solistas vocales, bajo la dirección de Rinaldo Alessandrini y su Concerto Italiano, donde podemos sumergirnos en los dos Stabat Mater, el de Scarlatti y el de Pergolesi.

Autógrafo de Cantata Pastorale de Alessandro Scarlatti

Autógrafo de Cantata Pastorale de Alessandro Scarlatti